Ofrecidos al Estado francés por el pintor Claude Monet al día siguiente del Armisticio del 11 de noviembre de 1918 como símbolo de la paz, los Nenúfares se instalan según lo previsto en el Museo de la Orangerie en 1927, unos meses después de su muerte. Este conjunto único, verdadera "Capilla Sixtina del Impresionismo", en palabras de André Masson en 1952, da testimonio de la obra posterior de Monet. Fue concebido como un entorno real y corona el ciclo de los Nenúfares iniciado casi treinta años antes. El conjunto es uno de los mayores logros monumentales de la pintura de principios del siglo XX.
Nacido en París, Claude Monet creció en Normandía, en la ciudad de Le Havre. Se inició en la representación pictórica de la naturaleza gracias al pintor Eugène Boudin (1824-1898). Llegó a París en 1859, e ingresó en el estudio de Charles Gleyre (1806-1874) donde conoció a los pintores Pierre-Auguste Renoir (1841-1919), Alfred Sisley (1839-1899) y Frédéric Bazille (1841-1870). Edouard Manet lo influencia a principios de la década de 1860, mientras desarrollaba paisajes más personales.
Refugiado en Londres durante la guerra franco-prusiana de 1870, Monet se instala en Argenteuil a su regreso a Francia. Claude Monet es considerado como uno de los pintores más famosos del movimiento impresionista, cuyo nombre proviene de una de sus composiciones: Impression, soleil levant [Impresión, sol naciente], de 1872 (Musée Marmottan, París). Participó en la mayoría de las exposiciones impresionistas a partir de 1874. En 1883 se instaló en su propiedad de Giverny, en Normandía. Fue en esa época cuando desarrolló la representación de determinados temas en forma de series: almiares de heno, álamos, La catedral de Rouen... Desde finales de la década de 1890 hasta su muerte en 1926, el pintor se dedicó fundamentalmente al ciclo de los Nenúfares, del cual el Museo de la Orangerie posee un conjunto único. En efecto, el artista creó varias obras específicamente para el edificio, y donó al Estado francés sus dos primeros grandes paneles como símbolo de paz, el día después del armisticio, el 12 de noviembre de 1918. También diseñó un espacio único, compuesto por dos salas elípticas dentro del museo, que ofrecen al visitante la «ilusión de ser un todo sin fin, una onda sin horizonte y sin orilla», según sus propias palabras, convirtiendo a los Nenúfares de la Orangerie en una obra del artista única en el mundo.