Maurice Utrillo

Maurice Utrillo
© Centre Pompidou, MNAM-CCI © Centre Pompidou, MNAM-CCI, Dist. RMN-Grand Palais / DR
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Maurice Utrillo nació en el barrio parisino de Montmartre de padre desconocido. Su madre era la modelo y pintora Suzanne Valadon. El pintor catalán Miquel Utrillo, uno de los amantes de Valadon, lo reconoció como su hijo en 1891. Maurice vivió con su madre y su abuela en Montmartre o en el norte de París. Animado a pintar para intentar apartarlo de su precoz alcoholismo, continuó por placer, compartiendo el estudio de su madre situado en el 12 de la rue Cortot de Montmartre. Maurice vendió su primera obra en 1905 y expuso en el Salón de Otoño de 1909. A pesar de los numerosos períodos de internamiento y de las curas de desintoxicación, Utrillo pintó con regularidad, apoyado por su madre.
El barrio de Montmartre le proporcionó a Utrillo el tema de cientos de cuadros. En varias ocasiones pintó una calle o un monumento que lo inspiraba, como la Eglise de Clignancourt (Iglesia de Clignancourt). Estas austeras arquitecturas, animadas por pequeñas siluetas, constituyen el estilo inequívoco del pintor. El apogeo de su carrera, de 1912 a 1914, conocido como el «período blanco», se caracteriza por los impastos blancos, aplastados con un cuchillo, a veces mezclados con yeso que por aquel entonces se fabricaba en la Butte Montmartre.
El marchante de arte Paul Guillaume descubrió la obra de Utrillo en la década de 1910 gracias al poeta Max Jacob, que también vivía en Montmartre. En 1922, organizó por fin una exposición de treinta y cinco de sus obras, que le granjeó el éxito a Utrillo. El pintor gozó entonces de una mayor notoriedad y pudo vivir de su arte. Utrillo entró entonces en su llamado período «colorista», pero Paul Guillaume prefirió conservar en su colección personal obras del período anterior, por considerarlo el más determinante de su carrera.

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