Henri Matisse

Henri Matisse
© Photo CNAC/MNAM Dist. RMN - Georges Meguerditchian © CNAC/MNAM Dist. RMN / Georges Meguerditchian
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Henri Matisse, que se había formado en la École nationale des beaux-arts en el taller de Gustave Moreau, se interesó brevemente por las teorías del neoimpresionismo. Durante el verano de 1905, que pasó en Collioure en compañía de André Derain, Matisse abandonó el divisionismo de la pincelada para buscar la intensidad del color en la confrontación de superficies coloreadas. En el Salón de Otoño de 1905, Matisse se reveló como el líder del Fauvismo. Luego, la dimensión decorativa de su arte se consolidó tanto en sus obras pintadas como en sus esculturas de gran envergadura.
Con el paso de los años, el marchante y coleccionista Paul Guillaume, que en 1918 había organizado en su galería una exposición Matisse-Picasso, reunió un conjunto de grandes lienzos de la década de 1910, así como obras más tranquilas de los años 1920. Su viuda, Domenica Walter-Guillaume, solo conservó aquellas que básicamente pertenecían al período de Niza (1917-1929).
Tras instalarse en Niza, Matisse renovó los motivos y el lenguaje de sus lienzos. «Hago odaliscas para hacer desnudos» (1) declaraba en 1929. El artista pintó un gran número de odaliscas en la década de 1920, inspirándose en la obra de pintores como Jean-Dominique Ingres y Théodore Chassériau, pero los críticos malinterpretaron su inspiración, comparándolas en 1927 con un «muestrario de vendedor de papeles pintados». L’Odalisque à la culotte rouge (Odalisca con pantalón rojo), L’Odalisque à la culotte grise (Odalisca con pantalón gris), L’Odalisque bleue (Odalisca azul), el  Nu drapé étendu (Desnudo reclinado con un drapeado) son la prueba de esas audacias domesticadas así como de la obsesión que Matisse sentía por la decoración, al igual que sus lienzos en los que desarrolla el tema del interior (La Jeune Fille et le vase de fleurs (La joven y el jarrón de flores), Femmes au canapé (Mujeres en el sofá), Le Boudoir (El Tocador)). El museo cuenta también con algunos bellos retratos de jóvenes mujeres de este período como Les Trois Sœurs (Las tres hermanas) que se hace eco de los cuadros de la Barnes Foundation en Filadelfia, la Femme à la mandoline (La mujer de la mandolina) o la Femme au violon (La mujer del violín).

(1) Entrevista con el crítico y editor Tériade, en «Visite à Henri Matisse», l’Intransigeant, 14-22 de febrero de 1929

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